LA TABERNERA DEL PUERTO de Pablo Sorozábal, es una de las zarzuelas más conocidas y representadas del repertorio lírico del siglo XX. Estrenada en 1936 en el Teatre Tívoli de Barcelona, supone un paso más en el camino seguido por Sorozábal en la modernización del género, alejándose del folklorismo predominante en el momento, y tratando temas actuales, cercanos y más comprometidos con el público que, en ese momento, llenaba los teatros.
Hombre de profundísimas convicciones y de gran carácter, Sorozábal inicia una evolución (si no revolución) en el teatro lírico del momento. Su primera zarzuela, Katiuska, no dejó indiferente al público del momento que veía en escena una trama que sucedía en plena revolución rusa, entre bolcheviques y zaristas.
Siempre se interesó por libretos en los que las diferencias y conflictos sociales quedaban reflejados y con los que el público podía identificarse, es el caso de La del Manojo de Rosas, La Eterna Canción, Adiós a la Bohemia o La Tabernera del Puerto.
Musicalmente las zarzuelas de Sorozábal son de las más avanzadas del momento incorporando al género las influencias más contemporáneas, que bien conocía, con una interesantísima influencia de la música americana, a través del jazz (que llegaba a España en los discos de pizarra y que se comenzaba a interpretar en los clubes con las orquestas jazz-band y a escucharse en incipiente medio de comunicación de masas que era la radio) — ejemplo de ello es la inclusión de ritmos como el fox-trot (en La del Manojo de Rosas, Katiuska o Don Manolito), la música negra (Romanza de Simpson de La Tabernera) o incluso las habaneras presentes en el Manojo y en la propia Tabernera.
Todo ello sin olvidar los sonidos de sus raíces vascas, que incorpora a sus obras no desde una perspectiva folklorista sino como un valioso elemento músico-dramático. El uso que hace de la tradición es más cercano al neo-popularismo que tanto desarrollo estaba teniendo en la literatura y tanto éxito entre el público, que al folklorismo superficial tan común en el repertorio del momento. Cantabreda, la ciudad imaginaria del norte de España en la que se sitúa La Tabernera, puerto de mar, es una localización en la que Sorozábal se siente cómodo para componer.
La Tabernera pronto consiguió un enorme éxito, con canciones que rápidamente se grababan en discos de pizarra y que se transmitían por radio. Temas como “Eres alta y hermosa como tu madre”, el coro del inicio de la zarzuela, la romanza de Marola “En un país de fábula”, la romanza de Simpson “Despierta Negro”, o la famosísima romanza de Leandro “No puede ser” forman parte de las referencias del público lírico.
La Tabernera se estrena en junio 1936, con la idea de llevarla a Madrid la temporada siguiente. La guerra civil dilata estos planes y finalmente su estreno madrileño tiene lugar en 1940 en el Teatro de La Zarzuela, con la guerra civil de por medio y con un boicot hacia Pablo Sorozábal, durante la guerra director de la Banda Municipal de Madrid y de ideas “perdedoras”.
La Tabernera del Puerto, por su trama y ambientación, poco frecuente en el repertorio, unidas a la enorme variedad e influencias voluntariamente introducidas por Sorozábal en la partitura, hacen de esta zarzuela uno de los últimos hitos de la época gloriosa de nuestro teatro lírico, que pocos años después se dirigiría a una larga decadencia creativa.